El dictador golpista Roberto Micheletti es “comparable” con Napoleón por “la rapidez con que se apoderó de la Biblia para jurarmentarse a sí mismo como presidente de Honduras”.
Lo afirmó Hugo Llorens, el embajador de Estados Unidos, en el curso de un encuentro que calificó de “intimo” con una delegación del grupo humanitario norteamericano Global Exchange, citado por The Narco News Bulletin.
La comparación no es precisamente del agrado de los historiadores franceses que ven en su personaje histórico más famoso un líder revolucionario y un genio militar.
Emperador de los franceses (1804–1815), Napoleón juró sobre la Biblia defender los ideales de la Revolución en el curso de la cual se había manifestado como partidario de Robespierre, comenta el historiador francés Paul-Éric Blanrue.
“La Europa de las monarquías se ligó contra Napoléon, no porque fuera un reaccionario golpista al servicio del extranjero, sino porque se involucró, desde Francia, a la emancipación de pueblos oprimidos del continente. No era una canalla proamericana colgada en un tanque pero un ‘Robespierre a caballo’, según la reflexión famosa de la Señora de Staël”, añade el especialista conocido por sus denuncias de la intoxicación y la desinformación mediática.
El 2 de diciembre de 1805, en Austerlitz, con su “Gran Armada” de menos de 100 000 hombres, Napoleón destruyó, en unas horas, a los dos ejércitos europeos más poderosos, los de Austria y Rusia, dirigidos por sus respectivos emperadores.
“Dos siglos más tarde, se sigue estudiando la estrategia de esta batalla en todas las escuelas militares del mundo entero, incluso la de Princeton. Dudo de que alguien se recuerde de Micheletti en dos cientos años”, señala irónicamente otro experto galo que prefiere conservar el anonimato. (JGA)
Lo afirmó Hugo Llorens, el embajador de Estados Unidos, en el curso de un encuentro que calificó de “intimo” con una delegación del grupo humanitario norteamericano Global Exchange, citado por The Narco News Bulletin.
La comparación no es precisamente del agrado de los historiadores franceses que ven en su personaje histórico más famoso un líder revolucionario y un genio militar.
Emperador de los franceses (1804–1815), Napoleón juró sobre la Biblia defender los ideales de la Revolución en el curso de la cual se había manifestado como partidario de Robespierre, comenta el historiador francés Paul-Éric Blanrue.
“La Europa de las monarquías se ligó contra Napoléon, no porque fuera un reaccionario golpista al servicio del extranjero, sino porque se involucró, desde Francia, a la emancipación de pueblos oprimidos del continente. No era una canalla proamericana colgada en un tanque pero un ‘Robespierre a caballo’, según la reflexión famosa de la Señora de Staël”, añade el especialista conocido por sus denuncias de la intoxicación y la desinformación mediática.
El 2 de diciembre de 1805, en Austerlitz, con su “Gran Armada” de menos de 100 000 hombres, Napoleón destruyó, en unas horas, a los dos ejércitos europeos más poderosos, los de Austria y Rusia, dirigidos por sus respectivos emperadores.
“Dos siglos más tarde, se sigue estudiando la estrategia de esta batalla en todas las escuelas militares del mundo entero, incluso la de Princeton. Dudo de que alguien se recuerde de Micheletti en dos cientos años”, señala irónicamente otro experto galo que prefiere conservar el anonimato. (JGA)
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