La decisión de Micheletti fue asumida a regañadientes por los otros golpistas. Incluso el Ejército mostró su disconformidad inicial. Así de exótica es la crisis política de Honduras: el presidente legítimo encerrado en la embajada de Brasil; el presidente golpista tomándose una extraña licencia en época de elecciones; una especie de presidente en funciones o en ausencia, Óscar Matute, ministro de Gobernación, llevando al país a las elecciones; y el presidente in péctore (el nacionalista Lobo o el liberal Santos), amenazado por el veto internacional (sólo la ambigüedad de EEUU le da ciertas esperanzas) y por el rechazo de una parte del país que boicotea el 29-N.
Zelaya clamó una vez más ante una "mascarada" que pretende blanquear el golpe de Estado y por la nulidad de unas elecciones "ilegítimas e ilegales" y que "impugnaremos". Una contienda electoral a la que el Partido Liberal, el de Zelaya y Micheletti, acude resquebrajado. En las últimas horas, varias decenas de candidatos han confirmado sus renuncias.
Ojala se lo trague la tierra o un tiburon para que deje al pais tranquilo. En cuarenta y dos anos nunca vi tanta reprecion y asecinatos politicos en Honduras. Creo que el peor acesinato que recuerdo es el de los Ferrari, que pena que no los desaparecieron entonces.
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