Carta enviada a Hilda L. Solis
2 de noviembre de 2009
Hilda L. Solis
Secretaria de Trabajo
Estados Unidos de América
Washington D.C.
Estimada Secretaria Solis,
Las comunidades de la paz, la justicia y el trabajo están sin dudas muy complacidas con que usted haya sido escogida para integrar la comisión de monitoreo a los arreglos para la distribución de fuerzas y las elecciones presidenciales, próximas a celebrarse este mes en Honduras.
Habiendo entrevistado recientemente al presidente Manuel Zelaya para The Nation, y visitado Honduras con anterioridad, me gustaría comunicarle algunas observaciones.Lo primero es que es poco probable que los golpistas acepten voluntariamente el último acuerdo. Según la interpretación que hiciera la columnista pro-Micheletti del Wall Street Journal, Mary Anastasia O’Grady, “hay grandes posibilidades” de que el parlamento hondureño y la Corte Suprema le nieguen al presidente Zelaya tanto la presidencia como la amnistía.
En cuanto este salga de la embajada de Brasil, añade, “los pronósticos son” que será detenido. Aún a pesar de tales negativas y de su detención, destaca ella, el gobierno golpista, espera recibir reconocimiento hemisférico de las elecciones.Es inconcebible [al menos para mí] que el gobierno estadounidense y la OEA se presten para una debacle tan peligrosa. Sin embargo, el régimen golpista parece estar determinado en preservar, mediante una diplomacia riesgosa, lo que ellos consideran un logro, obtenido a la fuerza el 28 de junio.
El mensaje estadounidense debería ser que ninguna elección presidencial será reconocida como legítima sin que el presidente Zelaya regrese a concluir su mandato, y sin que se reconozca la nueva realidad de un vasto movimiento social de hondureños exigiendo una voz verdadera para el futuro de su país.
En su rol como jefa de la Secretaría de Trabajo de los EEUU considero que usted está excepcionalmente calificada para ayudar en la transición hacia una Honduras justa y más democrática. Décadas de intensa intervención en los asuntos internos por parte de los EEUU, no han hecho más que dejar a Honduras como uno de los países más pobres del hemisferio. La última vez que estuve allí, visité prisiones repletas, e instalaciones juveniles, donde los jóvenes estaban obligados a convivir 30 dentro de una misma celda, con solo una botella de refresco donde orinar.
En la embajada estadounidense me dijeron que la noción de lograr un gobierno regido por las leyes era solamente un “trabajo en progreso”. No había virtualmente ninguna red de seguridad social, y miles de jóvenes vagaban por las calles, presas fáciles para los vigilantes y los defensores de mano dura. Una de las principales razones por las cuales las élites del poder se movilizaron en función de derrocar al presidente Zelaya, fue su programa para empoderar y mejorar las vidas de los pobres, mediante medidas tales como establecer jornadas de subsistencia mínima -el mismo asunto que usted defendió en California cuando ambos prestábamos servicio en el cuerpo legislativo. Él señaló en nuestra entrevista que sus enemigos en Honduras comparten el mismo punto de vista reaccionario, y a menudo violento, respecto a la justicia social, que los enemigos políticos del Presidente Obama en este país.
A partir de colaboraciones pasadas para acabar con las maquiladoras, sé que usted está al tanto de numerosos manufactureros de ropas que se subcontrataron como mano de obra explotada en Honduras. Considero que los EEUU deberían adoptar una nueva política para levantar las esperanzas de los pobres, estableciendo condiciones ejecutables que garanticen la no violación de los derechos del trabajador, tales como jornales de subsistencia mínima, a las ropas y otros productos que ahora salen de las maquiladoras hacia los consumidores estadounidenses.
Dos lugares para comenzar son los subcontratistas de Nike, como Hugger de Honduras, y Vision Tex, que han violado los salarios y las jornadas laborales establecidas por las leyes en Honduras, dejando a los trabajadores en las calles; y Jerzees de Honduras, que pertenece a Russell/Fruit of the Loom, quienes recientemente cerraron una fábrica para aplastar a un sindicato. Jerzees ha sido el motivo de boicot de un campus aquí en los EEUU.
La crisis de Honduras es el punto central para nuevas relaciones entre los EEUU y el continente que nos queda al sur, un continente desde el cuál incontables estadounidenses como usted han venido con sueños de oportunidades y recuerdos de injusticias salvajes. Como Secretaria de Trabajo, le ruego que sirva como un nuevo puente de esperanza entre nuestros continentes.
Sinceramente,
TOM HAYDEN
Director del Centro de Recursos para la Paz y la Justicia.
Ciudad Culver, California.
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