Se llama dictadura o régimen autoritario a una forma de organización política según la cual el poder está encarnado en una persona o en un pequeño número de personas, que lo ejercen de forma absoluta. Tal sistema político recibe también, a veces, la denominación de totalitario, si bien el concepto de totalitarismo se ha utilizado más estrictamente para designar a movimientos ideológicos en que la persona y la sociedad se subordinan al estado, como sucedió en el fascismo italiano, el nacionalsocialismo alemán o el socialismo estalinista.
Por lo general de un régimen dictatorial suele ser el resultado de un proceso de profunda convulsión social, provocada por una situación revolucionaria o por una guerra, y se produce normalmente por medio de un movimiento militar contra las estructuras del poder anteriormente establecido, movimiento que adopta la forma de golpe de estado. En unos casos, tal movimiento militar se produce en defensa de los intereses de los grupos minoritarios del estado; en otros, en apoyo de sectores más amplios.
En ocasiones, el origen de un régimen dictatorial no se halla en un golpe militar, sino en un golpe de estado político, llevado a cabo desde las propias estructuras del sistema que se pretende abolir. Tal fue el caso de la dictadura nazi impuesta por Adolf Hitler en Alemania o el de la dictadura fascista de Benito Mussolini en Italia. La debilidad de las instituciones es aprovechada en estos casos para imponer la atribución explícita del poder político a un partido de talante no democrático, que ya a impuesto socialmente su prepotencia.
Los estados dictatoriales han buscado su legitimación en teorías como la del "caudillaje", según la cual en determinadas épocas históricas surgen en algunas comunidades personas dotadas de un especial carisma o dotes providenciales y destinadas a conducir a la nación hacia determinados objetivos de valor trascendente. En otros casos, estos regímenes se han dotado de formas democráticas que aceptan, incluso, la existencia de partidos políticos afines, así como la celebración periódica de elecciones, ganadas invariablemente por aquellos mismos que las convocan.
Además de las habituales medidas policiales o de fuerza que utilizan para asegurar su mantenimiento en el poder, las dictaduras suelen recurrir también, de manera sistemática, a la propaganda política y al culto a la personalidad del máximo dirigente como medio eficaz de asegurarse el apoyo activo de la población.
En América Latina, pese a la poderosa influencia que en su origen y posterior configuración tuvieron las ideas de la revolución francesa, numerosos países latinoamericanos vivieron desde su nacimiento largos períodos de anormalidad democrática. El siglo XIX presenció el surgimiento de numerosos caudillos que, desde provincias o regiones periféricas, se rebelaron contra los débiles gobiernos centrales y se hicieron con el control político de sus respectivos países. Son ejemplos destacados del caudillismo decimonónico Juan Manuel de Rosas en la Argentina, José Gaspar Rodríguez de Francia en Paraguay y Antonio López de Santa Anna en México. Ya en el siglo XX, la instauración de regímenes dictatoriales respondió en general a situaciones nacionales de mayor complejidad en las que las motivaciones personales de quienes dirigieron los levantamientos desempeñaron un papel no exclusivo.
El arte de mentir les es constitutivo, sobre todo en América Latina, donde, con la excepción tal vez de las dictaduras de Castro y de Pinochet (inspiradas en una concepción ideológica no democrática reivindicada como fuente de legitimidad), todos los tiranuelos y dictadorzuelos que han estado presentes en América Latina, no basaban su poder en creencia, filosofía o idea alguna, sólo en el apetito crudo de llegar al poder y perpetuarse en él para aprovecharlo hasta el hartazgo. Es natural que en las bocas de estos hombres fuertes y generalísimos, padres de la patria, benefactores, caudillos, etc. y en el de los letrados, polígrafos a su servicio, el vocabulario político se prostituyera sin remedio y palabras como "legalidad", "libertad", "democracia", "derecho", "orden", "equidad", "igualdad", adoptaran, una personalidad que era falsa, no eran ellos sino lo que querían que la gente conociera de ellos y lo demás estaba escondido, aunque finalmente salía a la luz.
PRINCIPALES DICTADORES DE
AMERICA LATINA
Chile Augusto Pinochet 1973-1990
Uruguay Aparicio Méndez 1976-1981
Paraguay Alfredo Stroessner 1954-1989
Bolivia Hugo Banzer 1971-1978 ; 1997-2001
Perú Juan Velasco Alvarado 1968-1975
Brasil Humberto Branco 1964-1967
Colombia Gustavo Rojas Pinilla 1953-1957
Venezuela José Antonio Páez 1830-1835; 1839-1843; 1861-1863
Panamá Manuel Antonio Noriega 1983-1989
Nicaragua Anastasio Somoza 1937-1947; 1950-1956
Honduras Tiburcio Carias Andino 1933-1948
Guatemala Carlos Castillo Armas 1954-1957
México Porfirio Díaz 1876; 1877-1880; 1844-1911
Cuba Fidel Castro 1959-
Haití Francois Duvalier 1957-1971
Rep. Dom. Rafael Leonidas Trujillo 1930-1938; 1942-1952 (1930-1961)
Rep. Dom. Ulises Heureaux 1882-1884; 1886-1899
España Francisco Franco 1939-1975
Honduras Roberto Micheletti Bain 2009 -
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