Fabrícia Peixoto
BBC Brasil, Brasilia
La llegada de una misión oficial de la Organización de Estados Americanos (OEA) este miércoles es considerada por representantes del gobierno brasileño como una prueba de fuego" para resolver la crisis política que ya dura más de cien días.
Este es el primer encuentro oficial entre el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y del presidente interino de Honduras, Roberto Micheletti, desde que el presidente Manuel Zelaya fue expulsado del país.
Los dos se encontraron de forma secreta hace algunos días en una base militar en territorio hondureño, pero no llegaron a discutir la restitución de Zelaya.
"Todas las fichas se juegan en el encuentro del miércoles", dice un diplomático brasileño.
"Hay señales de que estamos más cerca de un acuerdo y la misión de la OEA es, ciertamente, una prueba de fuego", opina la misma fuente.
Insulza llega a Tegucigalpa acompañado por embajadores del OEA, entre los que se encuentra el representante brasileño en la institución, Ruy Casaes.
La delegación cuenta también con representantes diplomáticos de diez países, entre ellos cinco cancilleres.
El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Amorim, no acompañará la misión en Tegucigalpa.
La embajada de Brasil aloja a Zelaya desde su regreso, el pasado 21 de septiembre.
Según fuentes del palacio de gobierno, la participación del canciller brasileño "podría parecer inapropiada" porque Brasil está “directamente implicado” desde que Zelaya llegó a la embajada brasileña.
"Preferimos dejar la misión para otros países considerados neutros desde el punto de vista del gobierno interino, como Costa Rica o El Salvador", dijo un miembro del cuerpo diplomático de Brasil.
Innegociable
La expectativa del gobierno brasileño y también de la OEA es que el Plan Arias, principal propuesta de solución negociada sobre la mesa, pueda ser modificado para facilitar un acuerdo.
Hay puntos del plan, sin embargo, que se consideran “innegociables.”
En una entrevista con BBC, el embajador Casaes dijo que la OEA descarta ceder en el punto de la restitución de Zelaya al poder antes de las elecciones.
Otro punto esencial, según él, es la amnistía política.
La estimación del gobierno brasileño es que un "nuevo Plan Arias" depende básicamente de dos factores: de una mayor disposición de Micheletti a salir del atolladero –porque estaría perdiendo apoyo interno- y también de la "habilidad política" de Insulza.
"Estamos en un punto de las negociaciones en que la OEA tiene un papel crucial. Es tarea de Insulza saber tejer un acuerdo que sea digerible para las dos partes", dijo a BBC otra fuente gubernamental de Brasil, que considera al secretario general de la OEA un político "extremadamente habilidoso".
Dicho esto, también es fuerte en el seno del gobierno brasileño la sensación de que el gobierno interino empieza a ceder, y así se percibe, por ejemplo, el hecho de que Micheletti haya admitido el "error" de expulsar a Zelaya del país y haya suspendido el estado de sitio.
Pero una de las preocupaciones de Brasil es la proximidad de las elecciones presidenciales en Honduras, previstas para el día 29 de noviembre.
Afrenta
Hace cerca de diez días, se negó la entrada a Honduras a una misión anterior de la OEA, a pesar de haber recibido el aval del gobierno interino.
El episodio fue considerado una "afrenta" por la organización, según el gobierno brasileño. De acuerdo con esa misma fuente, el viaje de Insulza a Tegucigalpa estaba condicionado a una mejora del escenario político, es decir, a un ambiente más propicio para el acuerdo.
"El objetivo principal es el acuerdo en Honduras. Pero también estamos hablando del prestigio de la OEA", dijo el diplomático consultado por BBC.
El embajador Roy Casaes dijo que el rol de la organización también está "en juego" con esta misión. La semana pasada, Casaes había dicho que la OEA estaba "encaminada cada vez más hacia un absoluto estado de irrelevancia" en el caso de Honduras.
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