Por Inés Guzmán
TEGUCIGALPA (Reuters) - La legitimidad de las próximas elecciones generales en Honduras quedó en duda tras el fracaso esta semana del diálogo para resolver la crisis política por la expulsión del presidente Manuel Zelaya, mientras el país se arriesga al aislamiento internacional.
El Gobierno de facto surgido del golpe de estado del 28 de junio intenta mostrar un clima de normalidad y avanzar con el proceso electoral, con la mirada puesta en los comicios del 29 de noviembre, que ya estaban previstos antes de que militares expulsaran a punta de pistola a Zelaya.
Pero la comunidad internacional ha advertido que las elecciones carecen de legitimidad y que no reconocería al ganador si Zelaya no vuelve a su cargo antes de los comicios.
El sábado el Centro Carter, que envió una delegación a Honduras para analizar la situación, expresó su preocupación por el clima en que se celebrarían las elecciones y dijo que no enviaría observadores sin un acuerdo político en Honduras.
"La situación irregular que vive Honduras podría llegar a menoscabar la plena vigencia de los derechos electorales de los candidatos en competencia y de los ciudadanos votantes", dijo el Centro en un comunicado.
El regreso de Zelaya parece lejano después de que el viernes las comisiones negociadoras del mandatario depuesto y del gobernante de facto, Roberto Micheletti, dieran por terminado el diálogo sin un acuerdo.
Las actuales autoridades hondureñas ven en los comicios el fin de las divisiones que desde hace casi cuatro meses mantienen paralizado al país y aseguran que pueden realizar una votación justa, mientras los candidatos realizan sus campañas en un aparente marco de normalidad.
Pero Zelaya ha puesto en tela de juicio la legitimidad de las elecciones, cuya transparencia es clave para que el país pueda volver a recibir parte de los fondos de ayuda internacional que quedaron congelados con el golpe.
"Todos los países sin excepción han condenado el golpe de Estado, no reconocen este Gobierno de facto y han desconocido también este proceso electoral que estaría lleno de vicios, lleno de fraudes", dijo Zelaya a la local Radio Globo desde su refugio en la embajada de Brasil en Tegucigalpa.
CANDIDATOS EN CAMPAÑA
Ajeno a los cuestionamientos, el candidato del derechista Partido Nacional, Porfirio Lobo -que lidera las encuestas en su segundo intento por conducir al empobrecido país centroamericano-, sigue en campaña y se separa de la disputa.
"La gente quiere votar, eso está claro. El diálogo es entre Micheletti y Zelaya, que ellos lo resuelvan", dijo Lobo a periodistas tras una reunión de campaña.
El ex vicepresidente de Zelaya, Elvin Santos, quien se enemistó con el presidente cuando ambos estaban en el poder, es el segundo en las encuestas y había lanzado su candidatura antes del golpe.
Zelaya apoya a dos candidatos de izquierda lejos en las encuestas, pero condiciona su respaldo a ser restituido, y sus aliados dicen que no hay condiciones para celebrar elecciones.
"Creemos en el proceso de las elecciones, pero si las condiciones siguen de esta forma, sin libertad de expresión, con una censura fuerte (...) creemos que no son las condiciones idóneas para que el pueblo se sienta satisfecho con el proceso", dijo la negociadora de Zelaya, Mayra Mejía.
En una Tegucigalpa que busca regresar a la normalidad tras el golpe, la mayoría de los hondureños espera que la votación ayude a cerrar las heridas.
"Ya esta situación nos tiene cansados. Como hondureña espero las elecciones, porque todo esto nos ha hecho mucho daño", dijo Sandra Garay, una desempleada de 49 años que aún no ha decidido su voto.
Micheletti ha dicho que sólo una "invasión" podría detener las elecciones.
(Editado por Tomás Sarmiento)
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