El mandatario destituido, que oficialmente es "huésped" de la embajada de Brasil en Tegucigalpa, dijo a sus parciales que "nadie me volverá a agarrar dormido y mi posición es patria, restitución o muerte", en referencia a que cuando fue arrestado y expulsado de Honduras el pasado 28 de junio por comandos militares se encontraba en su residencia particular durmiendo.
Asimismo, apuntó que no se va "a rendir" y se burló del gobierno de facto al decir que "creyeron que me iban a parar a la frontera, pero aquí estoy vivito y coleando". "Tenemos más estrategias, capacidad y organización", agregó.
En conferencia de prensa, reconoció que ha llamado al diálogo, algo que incluso podría hacer con Roberto Micheletti, al tiempo que opinó que "los golpes de Estado no son procesos permitidos en el siglo XXI y son la peor forma de solucionar los problemas de un país".
Además, le pidió a los soldados hondureños que no apunten sus armas contra el pueblo, sino contra quienes corresponde, mientras que reclamó obediencia de las Fuerzas Armadas. "Pónganse a la orden de su comandante para que el pueblo los alabe y les dé el reconocimiento", indicó.
Zelaya regresó el lunes a Honduras, tras pasar 86 días en el exilio. Ante esto, el gobierno de Roberto Micheletti le pidió a Brasil que "entregue" a Zelaya para que pueda ser juzgado por los tribunales de justicia, donde la Fiscalía General presentó 18 cargos contra su persona, incluyendo traición a la patria y abuso de autoridad.
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