lunes, 21 de septiembre de 2009

Retorno sorpresivo de Manuel Zelaya


El derrocado presidente se refugia en la Embajada de Brasil. Dice que regresó para dialogar y pide a los hondureños que lo protejan


WASHINGTON. El presidente derrocado de Honduras Manuel Zelaya llegó a Tegucigalpa sigilosamente y cuando nadie lo esperaba, generando una nueva etapa en la crisis política de esa nación centroamericana. Anunció ayer su disposición a negociar con los golpistas que lo sacaron en pijamas el 28 de junio y lo expulsaron a Costa Rica.
Refugiado en la embajada de Brasil, después de llegar desde Nicaragua, Zelaya informó ayer que estaba tratando de entrar en contacto con el gobierno interino. “A partir de ahora empezamos a buscar el diálogo.. hago un llamado a las fuerzas armadas para que no derramen sangre inocente”, dijo por teléfono a la AP.

“Es hora de que bajen los fusiles,” agregó.
El presidente de facto Roberto Micheletti decretó un toque de queda de 15 horas a partir de las 1600 del lunes (2200GMT) hasta las 0700 del martes (1300GMT) y su cancillería protestó ante Brasil por la presencia de Zelaya en su embajada.
Hasta antes del anuncio del toque de queda, miles de partidarios de Zelaya se arremolinaban afuera de la sede diplomática brasileña para intentar verlo. “¡Sí se pudo, sí se pudo, sí se pudo!”, gritaban hombres, mujeres y niños.
Ante la intempestiva restricción de las garantías, miles de personas salieron precipitadamente de sus trabajos y corrían por las calles para abordar autobuses, taxis y vehículos particulares.
“Rogamos a la ciudadanía su comprensión, su paciencia y colaboración con esta medida que se toma con el único propósito de proteger la tranquilidad, la vida y los bienes de las personas”, dijo el gobierno en un comunicado difundido por radio y televisión.

¿CÓMO LLEGÓ ZELAYA?
Zelaya dijo que durante 15 horas utilizó varios transportes que lo llevaron por varias regiones del país, aunque evitó dar detalles, porque aseguró que recibió colaboración de distintas personas que de ser identificadas podrían ser dañadas.
Agradeció al presidente brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva y all canciller Celso Amorim por permitir realizar sus primeras actividades desde su embajada en Tegucigalpa, aunque evitó mencionar que tipo específico de apoyo recibió de la comunidad internacional para retornar a su país.

INSULZA PIDE LA CALMA
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, hizo un llamado “a la calma” a todos los actores involucrados y pidió al gobierno de facto a “hacerse responsables de la seguridad del presidente Zelaya y de la Embajada de Brasil”.
Zelaya dijo a periodistas que Insulza arribará hoy martes a Tegucigalpa para buscar una salida pacífica al conflicto.

BRASIL SE DEFIENDE
Amorín dijo en la Organización de los Estados Americanos en Washington que su país no tuvo ninguna participación en la llegada de Zelaya a Honduras y que llegó a la embajada desarmado y junto a su esposa.
“Esperamos que esto abra una nueva etapa en las negociaciones y que una nueva solución basada en la Constitución pueda lograrse. Nuestra posición siempre ha sido muy clara en repudiar el golpe de Estado y en apoyar el regreso del presidente Zelaya rápida y pacíficamente”, afirmó.
Asimismo, advirtió que “si algo le pasa al presidente Zelaya o a nuestra embajada será una violación al derecho internacional”.
Pero la Cancillería del gobierno de facto calificó de “inaceptable” y protestó ante Brasil por “permitir que desde su sede se formulen llamados públicos a la insurrección y la movilización política de parte del señor Zelaya, un prófugo de la justicia hondureña”.
“Tal injerencia en los asuntos privativos de los hondureños resulta condenable y por tal motivo se protesta la misma de manera enérgica, lo que constituye una flagrante violación del derecho internacional”, añadió en un comunicado.
Responsabilizó a la delegación diplomática “por los actos violentos que se puedan suscitar dentro y fuera de la ella”.
“A partir de ahora empezamos a buscar el diálogo.. hago un llamado a las fuerzas armadas para que no derramen sangre inocente. Es hora de que bajen los fusiles.

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