TEGUCIGALPA (Reuters) - El depuesto presidente de Honduras Manuel Zelaya miraba el jueves con pesimismo un acuerdo firmado con el Gobierno de facto que lo derrocó, ante el fracaso de los intentos por convocar al Congreso a una sesión especial para votar su restitución.
Después de meses de negociaciones para volver al poder con el apoyo de la comunidad internacional, Zelaya y el Gobierno de facto acordaron la semana pasada formar un gobierno de unidad nacional y que el Congreso decidiera si el depuesto mandatario debe retornar a la presidencia del país.
Unos 41 diputados zelayistas buscaban conseguir una mayoría simple para llamar a una sesión y reinstalar a su líder, pero no lograban apoyo de otras fuerzas en el congreso de 128 miembros.
Según al cronograma acordado por negociadores de Zelaya y del Gobierno de facto, encabezado por el empresario Roberto Micheletti, se debía conformar el gobierno de unidad el jueves. El depuesto líder aseguraba que primero debía ser restituido antes de que se designara a los funcionarios de reconciliación.
"Hasta las 12 de la noche nosotros tenemos que esperar el cumplimiento del acuerdo. Sería una pena que un acuerdo avalado por toda la comunidad internacional no se cumpliera", dijo Zelaya a Televisión Nacional de Chile, desde la embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde se encuentra refugiado.
El mandatario reconoció poco antes que faltaban pocas horas y que no veía en el horizonte "ningún indicio de que tengan interés o voluntad política de cumplir estos acuerdos".
El intento de reinstalar a Zelaya se daba un día después de que una misión de la Organización de Estados Americanos (OEA) pidió acelerar la conformación de un gobierno de unidad nacional contemplado en el acuerdo.
Un diplomático cercano a las negociaciones dijo que uno de los ministros del gabinete interino lideraría el Gobierno luego que Micheletti renuncie, como prometió. Sin embargo, el presidente de facto reiteró que lideraría el Gobierno de unidad.
En una reunión del gabinete del Gobierno de facto se pidió las renuncias a los ministros, para que sus cargos sean ocupados por el gobierno de unidad, conducido por Micheletti.
Zelaya fue derrocado el 28 de junio y expulsado de Honduras a punta de pistola por militares. Tras el golpe, un Gobierno de facto encabezado por Micheletti fue designado por el Congreso, agudizando la peor crisis política de Centroamérica en dos décadas y dejando dividido al país.
Aunque el plazo para conformar el gobierno de unidad nacional vence el jueves, el ex presidente chileno Ricardo Lagos, jefe de la misión de la OEA, reconoció que podría tomar un poco más de tiempo cumplir este punto del compromiso.
"Ojalá pueda haber un entendimiento en ese sentido, configurar un gobierno de unidad nacional y de esa manera comenzar a tener un avance concreto en este conflicto que lleva ya tanto tiempo", dijo Lagos a su retorno a Chile.
Partidarios de Zelaya, que mantenían una vigilia fuera del Congreso, dijeron que desconocerán las elecciones y amenazaron con iniciar cortes de carreteras si el jueves a medianoche no es reinstalado Zelaya en el poder.
EXPLOSIONES EN TEGUCIGALPA
En el centro de Tegucigalpa, a unos 200 metros de donde se reunían los simpatizantes de Zelaya explotó una bomba de bajo poder, sin dejar heridos, según reportes de la policía.
En la madrugada, una granada estalló en una radio que apoya al Gobierno de facto, causando heridas leves a un operador y daños materiales.
Mientras tanto, el Congreso espera la opinión de la Corte Suprema -que había ordenado destituir a Zelaya por su supuesta violación a la Constitución con intentos de allanar camino para la reelección-, de la fiscalía general y del Ministerio Público antes de decidir sobre la restitución del mandatario.
Pese a que la Junta Directiva del Congreso no convocó a la sesión especial, el diputado zelayista Javier Hall dijo a una radio local que buscaban conformar una mayoría simple para llamar a plenario y votar de una vez por la restitución de Zelaya.
Por su parte, el presidente del Congreso, José Alfredo Saavedra, insistió que el acuerdo no establece plazos para llamar a una sesión extraordinaria para votar sobre la restitución de Zelaya y sugirió que podría darse la próxima semana.
Un dirigente del ala liberal afín a Zelaya dijo que siguen trabajando en una alianza, "y no pararemos ni a medianoche".
El Partido Liberal tiene 62 diputados, pero está dividido entre los que apoyan al Gobierno de facto y el grupo que respalda a Zelaya. El opositor Partido Nacional, que puede definir la restitución, no ha fijado aún una posición oficial.
Zelaya acusó al Partido Nacional de dilatar su restitución porque consideró que es vital para formar el gobierno de unidad, ya que "no puede haber un Gobierno sin presidente".
En Washington, Ian Kelly, portavoz del departamento de Estado de Estados Unidos, dijo que la solución de la crisis, incluida la restitución de Zelaya, está en manos de los hondureños.
Zelaya ha advertido que en caso de no ser restituido esta semana, la comunidad internacional desconocería las elecciones, que ya estaban convocadas desde antes de que fuera derrocado y que han sido tomadas como punta de lanza del Gobierno de facto como vía para poner fin a la crisis.
(Reporte adicional de Fiona Ortíz en Tegucigalpa, Rodrigo Martínez y Antonio De la Jara en Santiago de Chile. Editado por Pablo Garibian y Silene Ramírez)
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