TEGUCIGALPA (AFP) - El gobierno de facto de Roberto Micheletti renunció en pleno para dar paso al gobierno de unidad y reconciliación nacional, aunque el depuesto presidente Manuel Zelaya no participará en el mismo si antes el Congreso no lo restituye en el cargo, advirtió.
"El plazo se vence hoy a las doce de la noche (06H00 GMT del viernes) y es el plazo que tiene el Congreso para decidir la restitución", advirtió el asesor de Zelaya, Rasel Tomé.
"¿Quién es el que juramenta a los ministros? El presidente... y si no hay presidente ¿quién los va a juramentar?", dijo a la AFP el asesor de Zelaya, que lo acompaña en la embajada de Brasil donde se refugian desde el 21 de setiembre.
"Hasta que no termine el plazo no podríamos pronunciarnos" sobre lo que vamos hacer, dijo Zelaya a la AFP en caso de que ni el gobierno de facto de Roberto Micheletti ni el Congreso cumplen el acuerdo del 30 de octubre.
Mientras tanto, los ministros del gobierno de Micheletti presentaron su renuncia en bloque, anunció la casa presidencial, para dejar paso al nuevo gobierno.
El Acuerdo Tegucigalpa/San José Diálogo de Guaymuras contempla la formación de un gobierno de unión y reconciliación nacional a más tardar este jueves y deja en manos del Congreso Nacional la restitución del Zelaya, quien fue expulsado del poder el 28 de junio por un golpe de Estado.
Ahora, la pelota está en el tejado del Congreso Nacional. Su presidente, José Angel Saavedra, aseguró que "no va a dar dilatorias ni va a evadir la responsabilidad histórica" de someter a votación el acuerdo.
Sin embargo, se negó a dar fecha para la sesión extraordinaria en la que los 128 diputados tendrán que decidir sobre el futuro político de Zelaya.
El Congreso resolvió, como lo permite el acuerdo, buscar la opinión de la Corte Suprema de Justicia, y de otras tres instituciones, antes de pronunciarse.
Ninguna de estas instituciones tampoco tiene plazo para pronunciarse.
Ante lo que considera maniobras dilatorias del Congreso, Zelaya convocó este jueves a sus seguidores a que salieran a las calles para presionar una solución rápida.
El mandatario derrocado exige que el Congreso se limite a derogar cuanto antes un decreto del 28 de junio que lo depuso y colocó en su lugar a Roberto Micheletti.
Según el ex presidente chileno, Ricardo Lagos, uno de los integrantes de la Comisión de Verificación, Micheletti ofreció renunciar al cargo una vez instalado el gobierno de unidad nacional.
"Una vez constituido (el gobierno de unidad), obliga a la renuncia del presidente de facto, Micheletti. Es un paso muy importante, en la conversación que tuvimos con él, ofreció la renuncia", dijo el ex presidente chileno en una conferencia de prensa en Santiago de Chile.
En medio de tanta incertidumbre, Venezuela y otros aliados de Zelaya, como Brasil, Ecuador, Bolivia y Nicaragua han empezado a presionar a la Organización de Estados Americanos (OEA) para que no se reconozcan las elecciones del 29 de noviembre en caso de que el presidente depuesto no sea restituido antes.
Sin embargo, según el senador republicano Jim DeMint, Estados Unidos sí reconocerá el resultado de las elecciones hondureñas aunque Zelaya no haya sido restituido, o si ello ocurre después de los comicios. Algo que todavía no han afirmado o desmentido desde la Secretaría de Estado.
Por otra parte, las autoridades hondureñas investigaban este jueves los antentados con bomba perpetrados en las últimas horas.
Dos se registraron el miércoles contra una influyente radio de la capital próxima al gobierno golpista y otro contra un alcalde de una ciudad del oeste del país, con saldo de uno de sus autores muerto, informó la policía.
El último artefacto explotó este jueves en la capital en unos baños públicos sin causar víctimas.
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