Publicado por Norelys Morales
El retorno de Zelaya a Honduras tomó desprevenidos a los golpistas. Sin embargo, algo se trama tras bambalinas cuando la salida a la crisis hondureña choca con el envalentonamiento golpista y no ceden ni a mediación humillante para el gobierno legítimo ni diálogo alguno.
“Si viene una invasión norteamericana nosotros no vamos a disparar ningún tiro” publicó La Tribuna de Honduras el 19 de septiembre. ¿Fue un desplante de los que vocifera a diario el golpista Micheletti o es que van a sustituir el ejército hondureño por el norteamericano?
Con una docilidad asombrosa reaccionó Michelleti al retiro de su visa por los norteamericanos: “los Estados Unidos son nuestros amigos”. Entre tanto, hasta el mediador de Washington, Óscar Arias, fue llamado “títere” por el jefe de los golpistas. También, para el resto de los presidentes latinoamericanos que rechazan el golpe no ha escatimado irrespeto.
Un país ocupado y tomado por su propio ejército es la paradoja irracional que encabeza este hombre al parecer, por sus propias declaraciones, dispuesto a que Estados Unidos intervenga abiertamente en Honduras.
El incremento de la represión y el desgobierno en Honduras sostenido por las armas ya tomó tintes muy preocupantes. ¡Cascos azules de la ONU! Claman algunos como si existieran ejemplos de ocupaciones con los Estados Unidos al frente de los “cascos azules”.
Pretextos más baladíes han permitido a las tropas yanquis intervenir en cualquier país. Basten las armas de destrucción masiva que nunca hallaron en Iraq o los talibanes dando refugio al oportuno Ben Laden.
La OEA, la ONU o cuanta institución de cualquier tinte que no les de declaración favorable a los golpistas reciben de Micheletti y los transgresores del orden constitucional la ofensa directa o el insulto a la inteligencia cuando menos.
Zelaya llegó en son de paz, es el Presidente constitucional admitido por la comunidad internacional y la inmensa mayoría de los ciudadanos que lo eligió en las urnas. Sin embargo, los golpistas continúan aferrados al poder, hundiendo más en el caos el estado centroamericano con la represión a las manifestaciones pacíficas.
Un joven fue ejecutado solo por gritar golpista a un soldado. Toque de queda que va y viene, allanamiento de moradas, heridos sacados de los hospitales, cárceles secretas y centro de confinamiento en el estadio Chochi Sosa. Una guerra despiadada contra la población civil desarmada. Los recursos para sostener el golpismo por alguna vía siguen llegando.
La embajada de Brasil, que Micheletti dijo sería respetada sufrió ayer 25 de septiembre un ataque con gases tóxicos, como fue denunciado por Zelaya en conferencia de prensa y diferentes corresponsales en Tegucigalpa confirmaron, a pesar de la total censura a la libre información.
La ayuda militar de Estados Unidos no ha sido suspendida a Honduras. Allí están sus asesores en la conocida Base de Palmerola conduciendo en secreto acciones. Ha sido denunciada la participación del general Jacob Levi y el oficial Jehad Leiner, ambos de los servicios secretos de Israel y el empleo de armas costosísimas suministradas desde EEUU o el estado judío.
Los miembros del Batallón Cobra actúan como aprendieron en la filosofía de John Dimitri Negroponte y con Billy Joya en las “aulas” de Pinochet.
¿Debe suponerse que el ejército hondureño regala flores a sus ciudadanos en las colonias especialmente de noche o en las marchas anti golpistas o que trata con beneplácito a los diplomáticos de Brasil y otros países? ¿Contra ese ejército “amigo” declarará una guerra el Pentágono? ¿Van a hacer creer que impondrán la paz a un pueblo sublevado y radicalizándose más con la represión?
Dudosa y sospechosamente Micheletti es capaz de declararse respaldado por el pueblo hondureño, especialmente para sus contactos estadounidense que siguen intercambiando con él.
Tomémosle la frase a Chávez en las Naciones Unidas porque está en pie: algo huele a azufre.
tomado de Blogueros y Corresponsales de la Revolución
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