lunes, 28 de septiembre de 2009

"No veo a Zelaya como a mi padre, sino como a un líder"


P. ORDAZ
Tal día como ayer, pero de hace tres meses, un comando del Ejército de Honduras reventó la puerta de la casa del presidente Manuel Zelaya y, a punta de fusil, lo secuestró para sacarlo del país. La única persona de la familia que en ese momento se encontraba en la casa era su hija menor, Xiomara, de 24 años. Ayer, la hija del presidente Zelaya -gorra roja, polo de rayas horizontales- pasó la mañana junto al perímetro de seguridad instalado por el Gobierno golpista de Roberto Micheletti en torno a la Embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde continúan refugiados su padre, su madre, uno de sus tres hermanos y un grupo de leales. Xiomara intentaba ayer que los militares la dejaran pasar con un cargamento de ropa y víveres.


Pregunta. ¿Cuál es la situación de su familia?
Respuesta. Las medidas de represión, el hostigamiento, el terror mediático... Todo eso incentiva el temor. Pero tener un presidente que se mantiene firme en sus convicciones, que no va a defraudar al pueblo hondureño hasta lograr la restitución del sistema democrático... El tener un presidente así nos da fuerza...

P. Pero usted está hablando como una militante, no como la hija del presidente Zelaya... Como hija, ¿qué es lo que siente?
R. Mire, es un poco difícil expresarle mis sentimientos como hija, porque yo, para poder superar todo esto, para poder sentirme espiritualmente fuerte, he tenido que desligarme del sentimiento paternal. Si lo siento como padre, me dolerían un poco más las cosas que están sucediendo ahora. Me he desligado. Y me ha dolido desligarme. Pero he conseguido convertirme en una más, en una ciudadana más que está reclamando sus derechos, que está reclamando justicia para el país. Así que yo no lo veo ahora como mi padre, sino como un líder.

P. ¿Usted también siente el acoso del Gobierno de Micheletti?
R. Desde el primer día. Nos congelaron cuentas bancarias sin orden fiscal, tarjetas de créditos sin orden fiscal. A nosotros y a toda la familia. Nos hicieron creer que había órdenes de captura en contra de mi mamá, de mí, de mis tíos... Me sentía hostigada. Pero lo más terrible fue cuando nosotros quisimos ir a El Paraíso para seguir hacia la frontera entre Nicaragua y Honduras a ver a mi papá. Diferentes empresarios se reunieron y en horas de la madrugada dispararon hacia el hotel donde estábamos. Nos dijeron que si a las seis de la mañana no nos íbamos de allí, iba a haber sangre. Era una persecución salvaje.

P. Usted estaba la madrugada del 28 de junio, cuando los militares asaltaron su casa...
R. Sí, yo estaba aquella noche allí. Era el único familiar que estaba con él y cada día, y más hoy, siento que se reviven esos momentos. Cuando se suspenden las garantías, porque también se suspendieron en aquel momento. Cuando se cierran los medios de comunicación... Cuando se impone el toque de queda. Cada día lo revivo.

P. ¿Temió por su vida?
R. Más que por mi vida, temí por la de mi papá. Yo sabía que entraban a la casa no a buscarme a mí sino a mi papá. Y cuando escuché las ráfagas de disparos, temí por su vida. Ese fue el momento más crítico para mí. No estaba preparada para vivir aquel momento. Ahora ya sabemos lo que son capaces de hacer, y estamos preparados.

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