Manuel Zelaya, el derrocado expresidente de Honduras, podrá regresar a su país con la garantía de que no será detenido ni juzgado, según un acuerdo firmado el domingo en Cartagena de Indias entre Zelaya y el actual presidente, Porfirio Lobo. Se trata de un paso que asegura la reintegración de Honduras en la Organización de Estados Americanos (OEA), pero también el inicio de un largo proceso político para sanar las heridas abiertas que dejó en este país centroamericano el golpe de Estado del 28 de junio de 2009. La gran incógnita que se abre ahora es el papel que el exmandatario jugará en la inestable política hondureña.
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Manuel Zelaya
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Nacimiento: 1953
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Pepe Lobo
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Nacimiento: 22-12-1947
Lugar:Trujillo
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La garantía de este acuerdo podría ser la foto de familia en la que Lobo y Zelaya se estrecharon las manos con la mediación del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y el canciller venezolano, Nicolás Maduro. "Este es un acuerdo democrático", dijo Zelaya, quien guardó en esta ocasión el sombrero de vaquero que lo caracterizó en los días en que fue expulsado del poder. Lobo espera aliviar con este acuerdo el peso del aislamiento y la polarización que vive Honduras desde el golpe. De hecho, tras el encuentro en Cartagena, ambos mandatarios se reunieron en Managua con los presidentes de Guatemala, Álvaro Colom; El Salvador, Mauricio Funes, y Nicaragua, Daniel Ortega, para ratificar la reincorporación de Honduras al llamado CA-4: la integración aduanera centroamericana compuesta por Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Honduras.
"Esperamos que las acciones que hemos concretado marquen una nueva etapa en la vida social y política de nuestro país, que los grupos que han estado distanciados den vuelta a la página y que comencemos todos juntos a ver hacia el futuro pensando únicamente en resolver los problemas que aquejan a nuestra gente", dijo el presidente Lobo en una cadena de televisión.
El acuerdo de Cartagena establece nueve puntos que comprometen al Gobierno de Lobo. Además de garantizar el retorno a Honduras de Zelaya y los funcionarios del que fuera su Gabinete de Gobierno, el texto exige al Tribunal Supremo Electoral que ofrezca las garantías necesarias para que el Frente Nacional de Resistencia Popular, surgido tras el golpe, pueda ser inscrito como partido político y participar abiertamente en los procesos electorales del país. Además, deja abierta la posibilidad de que Zelaya pueda convocar una Asamblea Constituyente, uno de los temas más espinosos en la política hondureña.
"La convocatoria de una Asamblea Constituyente será el terreno de batalla entre el presidente Lobo y el expresidente Zelaya. Ese será un punto de desencuentro entre ambos", afirma en conversación telefónica Wilfredo Méndez, director ejecutivo del Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos en Honduras (Ciprodeh). Méndez cree que el éxito de la convocatoria de una constituyente dependerá de la fuerza que demuestren los movimientos sociales que se opusieron al golpe de Estado. De hecho, una de las mayores interrogantes es el papel político que Zelaya jugará en el país a partir del sábado, cuando está previsto su regreso.
"La figura política de Zelaya se afianza con su llegada al país. Zelaya encabeza un fenómeno político nuevo en Honduras. Si decide fundar un partido político con la Resistencia, se convertirá en la nueva fuerza política del país", dice Méndez. Es una opinión que no comparte el analista Félix Maradiaga, catedrático de la Universidad Americana de Managua. Para Maradiaga, Zelaya llega a Honduras como un político radical que tiene la posibilidad de articular una opción de izquierdas que hasta ahora no ha prosperado en el país, pero "sin posibilidades electorales fuertes".
En lo que ambos analistas coinciden es en que el acuerdo del domingo abre las posibilidades de un cambio político en Honduras. "Es un primer paso de un largo proceso de recomposición institucional para sanar las heridas abiertas de un hecho traumático como fue el golpe de Estado", dice Maradiaga. Para Méndez, sin embargo, queda un tema pendiente: el papel del Gobierno en la lucha contra la impunidad y el castigo a los responsables de violaciones de derechos humanos en los días posteriores al golpe de Estado. Desde el golpe de Estado el país sufre altos niveles de impunidad y de violencia contra los periodistas, con 11 reporteros asesinados desde que el presidente Lobo asumiera el poder. "Hemos planteado que si fuera por el respeto a los derechos humanos, Honduras no debería ser reintegrado a la OEA. Este Gobierno [de Porfirio Lobo] no ha hecho nada por el respeto a los derechos humanos", afirmó el activista.
Satisfacción en la comunidad internacional
La comunidad internacional está satisfecha con el acuerdo sellado entre Lobo y Zelaya. El presidente venezolano, Hugo Chávez, uno de los artífices del tratado, aseguró que su país seguirá de cerca que lo establecido en el documento se cumpla, a la vez que felicitó a las partes. Estados Unidos, por su parte, calificó el pacto de positivo para lograr la reconciliación en el país. El acuerdo "le da a Honduras la oportunidad de trabajar hacia la reconciliación nacional y poner fin a su aislamiento en la comunidad internacional", dijo la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, tenía previsto presentar hoy el acuerdo de Cartagena ante el Consejo Permanente de esta organización regional.
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