“Entendimos muy bien el curso errático e imprudente de las acciones, por lo general perseguidas por el ex presidente Zelaya en el manejo del país y la creciente oposición a su estilo polarizante. Tuvimos nuestras diferencias y le hablamos en una manera franca”.
“A la vez, mi Gobierno fue firme en nuestra creencia de que la ruptura constitucional fue un retroceso para la democracia en Honduras, y en ningún sentido justificable”.
Publicamos íntegramente las palabras pronunciadas por el embajador de los Estados Unidos en Honduras, Hugo Llorens, ante la XX Asamblea de la Asociacion de Municipios de Honduras (AMHON), que se celebró en La Ceiba.
Muy buenos días a todos. Aprovecho esta oportunidad para agradecer al alcalde Carlos Aguilar este cálido recibimiento, él es un joven y activo alcalde. También quiero reconocer el excelente trabajo de mi amigo el alcalde Carlos Miranda como presidente de AMHON por dos períodos consecutivos. ¡Felicidades Alcalde por un trabajo bien hecho!
Por segunda vez consecutiva tengo el placer de participar y dirigirme a ustedes en tan importante Asamblea. Desde mi última participación, Honduras ha pasado por la más grande crisis política luego de volver al sistema democrático en 1981. El año recién pasado ha sido un año difícil y crítico para la democracia en Honduras. Creo que después de todo esto, todos tenemos más canas, pero aún nos queda mucho por recorrer.
Soy optimista y creo en la vocación democrática del pueblo hondureño, a quien llegué a conocer y a apreciar cuando estuve aquí en la década de los ’90 en una fase anterior en mi carrera como diplomático estadounidense. He viajado a muchas de las ciudades y comunidades a las que ustedes proveen liderazgo, y he oído de muchos hondureños de todos los ámbitos de vida, cuánto sus ciudadanos desean un buen gobierno –gobierno honesto que rinda cuenta a ellos– que sea transparente, que viva dentro de las normas de la Constitución y sus normas democráticas, que sea una fuerza de cambio positiva en la creación de condiciones que permitan a las personas mejorar tanto las condiciones de vida de ellos como la de sus familiares.
Todos sabemos que la crisis política no comenzó el 28 de junio. Conocí al ex presidente Zelaya por primera vez cuando llegué a este país y presenté mis credenciales como Embajador el 19 de septiembre del año 2008. Al igual que cualquier embajador en una tierra extranjera, trabajé para establecer una buena comunicación y confianza con el Gobierno al cual estaba acreditado. Francamente, no era fácil hacer esto con el a menudo impredecible ex presidente Zelaya, pero me mantuve fiel a mi tarea. Sin embargo, mi Gobierno y yo veíamos cada vez, y con profunda preocupación, la ruptura del diálogo político entre el ex presidente y las demás instituciones del Estado. Entendimos muy bien el curso errático e imprudente de las acciones por lo general perseguidas por el ex presidente Zelaya en el manejo del país y la creciente oposición a su estilo polarizante. Tuvimos nuestras diferencias y le hablamos en una manera franca. A la vez, mi Gobierno fue firme en nuestra creencia de que la ruptura constitucional fue un retroceso para la democracia en Honduras, y en ningún sentido justificable.
Como ustedes saben, los Estados Unidos ha tenido una historia larga y complicada en esta región. Y ha sido criticado en el pasado por cerrar sus ojos y apoyar dictadores y por fallar en denunciar los golpes de Estado. En los últimos 20 años, sin embargo, la paz y la construcción de las instituciones democráticas ha sido la gran tarea de los países centroamericanos, y los Estados Unidos ha apoyado este trabajo sin descanso en los lugares en donde pueda. En vista de nuestro irrestricto compromiso de ayudar en la creación de sociedades en esta región, mi Gobierno se pronunció de inmediato en desacuerdo con lo que nosotros consideramos un derrocamiento ilegal. Para nosotros no era en defensa de una persona inclusive una persona con quien teníamos diferencias, sino en defensa de un principio. Mi país se unió a otros países que apoyaban las resoluciones de las Naciones Unidas y a la Organización de Estados Americanos, estas condenaban el golpe de Estado y exigían la restitución del gobierno legítimo. De hecho, ningún país del mundo reconoció el cambio de régimen producido el 28 de junio.
Como parte de esta posición de principios, establecimos la política de ‘no reconocer el régimen de facto’. Suspendimos la asistencia de los programas de desarrollo con la excepción de la ayuda humanitaria. Es importante que quede claro que durante este tiempo no andábamos caminando a ciegas.
Pero aunque defendimos un principio, la política del presidente Obama también fue muy pragmática. Nunca buscamos destruir Honduras para luego salvarla. Por eso, nunca impusimos severas sanciones comerciales, financieras y de inversión a un pueblo que siempre ha sido un aliado y amigo de los Estados Unidos. También debido a la complejidad de la situación en Honduras, los Estados Unidos apoyaban una solución negociada sosteniendo firmemente nuestra posición en contra del golpe de Estado. Al mismo tiempo se tomó en consideración las muchas legítimas preocupaciones de aquéllos que se oponían al ex presidente Zelaya y a sus acciones.
A pesar de la sensitividad de no reconocer el régimen de facto, no dejamos nunca de dialogar con todos los sectores políticos y sociales del país. En contraste con otros países, el presidente Obama y la secretaria Clinton me pidieron quedarme en mi puesto y me instruyeron promover un diálogo para que las partes lograsen un acuerdo y estuvimos aquí en el cruce de fuego, aquí en Honduras.
El sentido de pragmatismo hizo a la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, apoyar el proceso de mediación del presidente Oscar Arias, iniciado en julio del año pasado. El mismo eventualmente dio como resultado el borrador de un acuerdo: el Acuerdo de San José. Este acuerdo posteriormente nos llevó al ‘Diálogo de Guaymuras’ que finalmente concluyó el 30 de octubre con la firma del Acuerdo Tegucigalpa/San José. Un Acuerdo negociado por los propios hondureños. Yo creo que los negociadores hondureños que contribuyeron a este acuerdo son grandes patriotas y merecen gran parte del crédito por su contribución a sanar un país.
A lo largo de las negociaciones, los Estados Unidos tuvo un papel muy constructivo y nosotros junto con otros países seguimos viendo el Acuerdo Tegucigalpa/San José como un documento que contiene los elementos apropiados para restablecer de una manera concensuada una solución a la crisis y la restauración del orden democrático en Honduras.
También como parte de esa política práctica de principios, continuamos con la asistencia para las elecciones. Creímos en la legitimidad del proceso electoral, el cual fue establecido mucho antes del 28 de junio dentro de las leyes y Constitución de Honduras. Adicionalmente, siempre hemos creído que el pueblo hondureño tiene un derecho inalienable a elegir su futuro presidente, congreso y alcaldes.
Una decisión acertada y firme de la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, fue la de mantener la asistencia para el proceso electoral, siendo exitosamente implementada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Esta asistencia incluía apoyo técnico al Tribunal Supremo Electoral y al programa de observadores domésticos a nivel nacional. El trabajo de nuestros socios y otras instituciones internacionales confirmaron el alto número de ciudadanos ejerciendo el sufragio, y del manejo de los resultados de una manera justa y transparente. Los verdaderos héroes de las elecciones son las personas que votaron, a pesar de que reconocemos que aquellos que no votaron tuvieron su legítimo derecho de no hacerlo. La elección recién pasada ha sido catalogada como la más pacífica, y la que ha contado con la mayor participación de electores en número de votantes en la historia de Honduras.
Los Estados Unidos no dudaron en reconocer los resultados del proceso electoral y reconoció el mensaje del pueblo hondureño, quien dio una abrumadora victoria al candidato Porfirio Lobo y al Partido Nacional.
Aunque mi país miraba con buenos ojos el Acuerdo de Tegucigalpa/San José y el éxito de las elecciones, hubo y hay otras preocupaciones. No estoy sugiriendo que Honduras es semejante a la Cuba de Castro o en el Chile de Pinochet; sin embargo no cabe duda que después del 28 de junio hubo deterioro severo de los derechos humanos en el país. Esto incluye detenciones y cateos arbitrarios, uso excesivo de la fuerza en contra de los manifestantes, intimidación a la prensa, el cierre de medios de comunicación y asesinatos de la oposición no esclarecidos.
Me enorgullece decir que mi país es el que más asistencia y apoyo ha ofrecido en materia de derechos humanos en Honduras. Apoyamos el monitoreo, investigación de denuncias y la investigación a las violaciones a los derechos humanos. También incitamos a las autoridades a investigar y castigar a los culpables.
Apoyamos todos los esfuerzos del presidente Lobo en fortalecer la protección de los derechos humanos de los hondureños sin importar creencias políticas, estatus socio-económico o raza. También incitamos para que de una manera firme procese aquellos que violan los derechos humanos, y a la vez protejan aquellos cuyos derechos han sido violados. Nos sentimos profundamente consternados y preocupados por la reciente ola de asesinatos en contra de miembros del gremio periodístico y esperamos que los responsables sean puestos a la orden de las autoridades.
Felicito al presidente Lobo por su fuerte liderazgo y por tener la visión de apoyar la unidad y reconciliación del pueblo hondureño. Apoyamos sus esfuerzos para reconstruir y fortalecer la democracia en Honduras. El parece estar apegado a un buen comienzo, en establecer un gobierno de unidad nacional, el cual fue conformado con la participación activa de todos los partidos políticos establecidos, y es consistente con lo establecido en el Acuerdo negociado por hondureños.
El presidente Lobo también ha creado la Comisión de la Verdad, la que fue prevista en el Acuerdo Tegucigalpa/San José. El ha dicho que la Comisión de la Verdad puede ser el instrumento necesario para contar los eventos antes, durante y después del golpe de Estado. Tal vez el aspecto más importante del trabajo de esta Comisión es producir una serie de recomendaciones que ayudarán a fortalecer la democracia en Honduras. Creo que todo hondureño de buena fe quisiera que esta crisis no hubiera pasado, y desean que de esta crisis se aprendan buenas lecciones para que la democracia hondureña quede fortalecida. El presidente Lobo ha señalado que la función de la Comisión debe ser una herramienta para la reconciliación nacional, y no para encontrar un culpable.
Me complace tener una excelente relación con el gobierno del presidente Lobo, y estamos desarrollando una agenda de trabajo que permita que los Estados Unidos y otros amigos de Honduras trabajen juntos en armonía para ayudar a este bello país a superar los grandes desafíos políticos, económicos, de seguridad, sociales y educativos que el gobierno del presidente Lobo ha heredado.
En estos últimos tres meses, el Gobierno ha dado pasos importantes en el proceso de restaurar las relaciones de Honduras con la comunidad democrática. Hemos apoyado la reactivación de las actividades del Fondo Monetario, Banco Mundial y Banco Interamericano. Creemos firmemente que Honduras debe ser reincorporada lo más pronto posible en el seno de la OEA. El pueblo ya ha sufrido mucho y no se debe seguir aislando al pueblo hondureño.
Mirando hacia el futuro, el liderazgo del Gobierno hondureño con la democracia será crucial para que Honduras logre normalizar sus relaciones con la comunidad internacional y creo que va por un buen camino.
Pero ahora volvamos a ustedes, alcaldes y alcaldesas de Honduras. La combinación de la crisis económica y los eventos políticos recientemente ocurridos en Honduras han impactado a las municipalidades, más que cualquier otro nivel del Gobierno. Ustedes, alcaldes y alcaldesas, son los que han luchado para mantener vivos los servicios locales y han dado cuentas directamente a sus comunidades. Todos ustedes aquí el día de hoy enfrentan el reto de reconstruir a Honduras, restaurar la confianza de la gente en la democracia y en la gobernabilidad. La mejor forma de hacer esto es demostrando que se puede cumplir con las necesidades básicas de una educación y servicios de salud de calidad, buenas carreteras, agua potable, seguridad, etc.
Esta crisis política ha puesto en manifiesto la importancia de fortalecer las estructuras institucionales y los tejidos de las organizaciones de la sociedad en su conjunto. La democracia debe fortalecerse no sólo a través de los partidos políticos y la realización de elecciones, sino también a través de las organizaciones de la sociedad. Un ejemplo es lo que lograron los habitantes de New Orleans después de sufrir un desastre natural como lo fue el huracán Katrina, que destruyó la economía y el desarrollo de la ciudad. He estado en New Orleans varias veces desde que ocurrió la tragedia y he podido ver un nuevo espíritu cívico de cooperación. Los habitantes y sus gobernantes aprendieron la lección y ahora trabajan juntos comprometidos para construir una nueva y mejorada ciudad. Es mi esperanza de que Honduras logre lo mismo.
Hoy, frente a mí veo muchos nuevos alcaldes y alcaldesas. Todos ustedes tienen un gran reto por delante. El ciudadano común tiene más contacto con ustedes que con cualquier otro funcionario elegido en las urnas. Ellos los ven como las personas que pueden transformar ese pedazo de Honduras en que viven. Estoy convencido que ustedes, los alcaldes y alcaldesas, son los que mejor conocen las necesidades de sus pueblos. Son ustedes los que están en la primera línea, de frente, atendiendo las necesidades de los ciudadanos de sus comunidades. Es a través de sus esfuerzos y liderazgo que sus comunidades pueden alcanzar mejorar su calidad de vida. Hoy, más que nunca el estar unidos y enfrentar esta situación como uno solo es vital para alcanzar el desarrollo local.
Por supuesto, la responsabilidad no es sólo de los gobiernos locales. El Gobierno Central tiene también un papel protagónico en alcanzar estos objetivos. La cooperación efectiva entre los gobiernos central y local es indispensable para satisfacer las necesidades de los ciudadanos y la sociedad. Y la participación ciudadana en los órganos del gobierno local es también indispensable. Como lo es el desarrollo de una cultura mutua de rendición de cuentas entre el gobierno y la ciudadanía. Por un lado se requiere que sus gobernantes sean dinámicos y transparentes en la administración de los recursos humanos, técnicos y financieros, y, por el otro lado, que los ciudadanos cumplan con sus obligaciones incluyendo las fiscales. Ustedes lo saben mejor que yo, a la gente no le gusta pagar impuestos. Muchos no confían en sus autoridades. Es por eso que la transparencia en el manejo de los fondos es esencial para devolver la confianza a sus comunidades.
Hablemos con la verdad. Cuando los funcionarios públicos son corruptos, están privando a los niños de Honduras de oportunidades. Oportunidades para una mejor calidad de vida, mejor educación, mejor salud y trabajo. Es esta corrupción la que evita que Honduras se desarrolle como país.
Es importante que ustedes, alcaldes y alcaldesas de Honduras, sean líderes genuinos en sus comunidades. Es a través de su trabajo, dedicación y esfuerzo que podrán devolver la confianza y estimular el espíritu de trabajo y unión en sus comunidades. Un líder que no escucha ni conoce a su pueblo no llega lejos. Escuchen a sus comunidades, participen con ellas, ábranse a sus necesidades pero a la vez háganles ver sus responsabilidades como ciudadanos.
El objetivo de un municipio no debe de ser sólo obtener la transferencia por parte del Gobierno. Los municipios deben buscar sus recursos propios para que el desarrollo de sus comunidades sea integral, los municipios deben buscar su sostenibilidad y autonomía a través de su propia generación de ingresos.
Mi país se ha comprometido en ayudar a Honduras. Me siento muy orgulloso del trabajo que mi Gobierno a través de la USAID ha realizado en conjunto con las municipalidades y la AMHON. Creo firmemente que compartimos objetivos fundamentales. Mi Gobierno de forma individual, y como parte del grupo de cooperantes, ha sido parte de esa unión al apoyar los procesos de descentralización y fortalecimiento de las capacidades locales. Nuestros países han sido aliados a lo largo de muchos años por tiempos buenos y los tiempos difíciles que prueban a los líderes, y esperamos continuar fortaleciendo esta alianza en el futuro.
Recientemente apoyamos una gira de estudio por Colombia que incluyó la participación de 50 alcaldes, miembros de las corporaciones municipales, representantes de AMHON y del Ministerio de Gobernación. Le pido a aquellos y aquellas que tuvieron la oportunidad de asistir que compartan con los demás su experiencia.
Nosotros, el Gobierno del presidente Obama, hemos contribuido en el fortalecimiento de la capacidad de los gobiernos locales, al apoyar las actividades de descentralización. Trabajamos con ustedes a través del Departamento de Estado, la Cuenta del Milenio, el Cuerpo de Paz, USAID y el Grupo Militar, entre otos. Estamos apoyando aumentar la participación ciudadana en el proceso de toma de decisiones; a la vez estamos trabajando con las municipalidades en mejorar la transparencia. Les aviso que hemos contribuido a fortalecer los sistemas de transparencia y rendición de cuentas de varias de sus municipalidades.
El Cuerpo de Paz actualmente tiene cerca de 200 voluntarios apoyando las diferentes iniciativas municipales del país. Los voluntarios han trabajado de la mano con sus contrapartes hondureños por casi 50 años. En la asamblea se encuentra una representante del Cuerpo de Paz con quien se pueden avocar para obtener los formularios para solicitar a un voluntario.
Mi país ha apoyado el sector municipal de Honduras desde los años ’60 en que AMHON fue fundada, juntos hemos caminado buena parte de la carrera por fortalecer el desarrollo local. Nos complace este avance, sin embargo estamos conscientes que la descentralización es la gran asignatura pendiente del sector municipal.
De nuevo y bajo esa perspectiva, queremos dejar la inquietud a ustedes que analicen qué ofrece el sector municipal a cambio de que el modelo centralizado ceda espacios. No queremos dejar de pensar en las conquistas, AMHON debe ampliar su diálogo con el Gobierno Central en busca de generalizar modelos descentralizados que han demostrado ser exitosos en satisfacer las necesidades de la población como son la reforma al sistema de salud y educación.
Hay un pensamiento que dice que “no se pueden esperar resultados extraordinarios haciendo siempre lo mismo”. El Plan de Nación que impulsa el gobierno del presidente Lobo parece ser una ambiciosa estrategia para salir de “haciendo siempre lo mismo”. El prevé una ruta de más de 20 años y propone iniciativas de articulación regional que nos parecen muy interesantes y que podrían llevar al país sobre mejores destinos a mediano plazo. El momento de tomar acción y dedicarse a la reforma está a la mano. El pueblo no reclama.
Si se implementa bien, el Plan parece proporcionar oportunidades para las autoridades locales como ustedes para que participen en diálogos más fructíferos y sostenidos con el gobierno central, diálogos que pueden potencializar la prestación de profundas reformas en bien de sus ciudadanos.
Felicito a la AMHON por el excelente trabajo que realiza año con año llevando a cabo esta Asamblea. Creemos que el desarrollo desde lo local a través de acciones articuladas y coordinadas, se puede traducir en un avance significativo que contribuya al desarrollo de Honduras. Agradezco su atención y les reitero nuestro continuo apoyo a los esfuerzos de descentralización.
El Plan de Nación que impulsa el gobierno del presidente Lobo parece ser una ambiciosa estrategia para salir de “haciendo siempre lo mismo”.
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