Roberto Quesada
“La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha”. —Montaigne, escritor y filósofo francés.
A raíz de mi artículo: Oscar Alvarez y la llamada Resistencia, he recibido muchos correos, el 98 por ciento de aprobación, por supuesto, no puede faltar, y es normal, que también se pronuncien en contra, eso es parte de una auténtica democracia.
El correo dice así: “Saludos Roberto,
En este artículo parece resentido por una palabrita "la llamada", y ya sabe lo que dicen: sólo los Gays y las lesbianas se resienten.
Conste que respeto su trabajo literario, muy bueno.
Atte.
Lic. Samuel Ortega
Bufete Ortega & Ortega”.
Sabemos que el Internet da esa posibilidad de esconderse en pseudónimos, anonimato, etc. Por tanto no importa si el nombre es real o no sino el contenido del mensaje.
Esperaba algún mensaje del ministro Oscar Alvarez, de agradecimiento, claro está, pues no cualquiera brinda consejos gratis. Ahora él solamente ha dicho despectivamente “la llamada Resistencia”, pero si nadie se lo visualiza podría, creyendo que hace bien, decir muchas cosas más que a la larga a quien afectarían es a él si tiene pretensiones políticas futuras. Y sabemos que sus rivales, aunque sean del mismo partido, en vez de sacarlo del error pueden darle palmaditas en la espalda de respaldo, pero en el pensamiento navega aquello de: “Dejalo que se hunda él solito, uno menos en la competencia”. Sí, así de ingrato es el mundo de la política.
Esto lo sé de primera mano, he escuchado gente que antes uno respetaba, admiraba y quizá hasta idolatraba, diciéndome: “Estamos juntos en esta lucha y yo voy a pelear por sus derechos”. Y cuando se van no responden ni a las llamadas ni a los correos ni a nada, allá cada cual que rece por su santo. Y esto no sólo se aplica a la derecha sino también a la izquierda y a cualquier tendencia ideológica.
Volviendo al mensaje, el Lic. Samuel Ortega asegura “…sólo los Gays y las lesbianas se resienten”. ¿Cómo puede estar tan seguro de tal aseveración?, ¿en qué se basa? Creo que el resentimiento, como la risa o el llanto, es una emoción humana que no es exclusiva de ningún grupo social. Pero, si vemos bien el mensaje: escribe Gays con mayúscula y lesbianas con minúscula. La mayúscula significa respeto, complicidad con el grupo “Gays” y la minúscula hacia las “lesbianas” denota misoginia ('odio a la mujer', es la aversión u odio a las mujeres o la tendencia ideológica o psicológica que consiste en despreciar a la mujer como sexo y con ello todo lo considerado como femenino). ¿Qué conclusión puede sacar usted lector, lectora?
No estoy insinuando, mucho menos diciendo, que el Lic. Samuel Ortega sea gay ni nada por el estilo, lo que interesa aquí es el uso del lenguaje, cómo el mismo puede revertirse en quien lo utiliza sin el debido conocimiento. Pero sí le agradezco que me haya escrito porque de alguna manera me ha hecho reflexionar sobre los compatriotas gays y lesbianas que muchas veces sus derechos han sido atropellados sólo por su preferencia sexual.
Y aquí es donde la “hombría” como algunos la conciben, queda devaluada, para no ir muy lejos podemos citar a este joven homosexual, Walter Tróchez, asesinado por las fuerzas represivas, que fue inclaudicable en la lucha por una Honduras mejor y más valiente que muchos “machos” al momento de pronunciarse contra el golpe de Estado, pero ya antes era conocido por su lucha en contra de la discriminación de lesbianas y gays (que conste, que en el caso de los Estados Unidos, el término gay se utiliza igual para las lesbianas).
Afortunadamente desde muy joven he tenido la oportunidad de viajar por muchas partes del mundo, conocer muchas culturas, intercambiar conocimiento con diferentes razas, religiones, creencias, etc. Y así podemos ver que la señora fanática en contra del aborto, a veces ni se entera de que su hija, sin ir muy lejos, ya ha abortado; el macho indomable desconoce que su hijo tiene novio; el santurrón predicador confiesa a la vecina en la cama cuando el marido anda en el trabajo; hay quien mete preso a alguien por robarse un pan mientras él le ha robado millones al pueblo; y así por el estilo anda el mundo en su perfección.
Otro correo, pseudónimo también, dice: “Respetado Periodista Quesada:
Leyendo el Diario Tiempo en su edición de este mismo día he llegado a la conclusión de que Ud. desperdicia su talento en defensa de lo indefendible.
Dedíquese a escribir un Libro que esa es su real vocación no defender a esa gentuza. Esperamos con verdadero interés que nos brinde una Novela digna de su genial pluma. Carlos Enrique Mejía Romero”.
Este lector es un alma de Dios, está preocupadísimo porque se me puede gastar el talento, ya me imagino, qué tristeza le provocaría semejante recesión. Y podría hasta creerle si no es que comete el garrafal error de llamar “gentuza” a mis compatriotas. Volvemos a lo de Oscar Alvarez. La Resistencia es una fuerza social tan grande que no puede minimizarse. Si existen más de un millón 300 mil firmas, no es sólo eso, tiene un efecto multiplicador: los que no han firmado por falta de tiempo; quienes no han firmado por miedo a perder sus empleos o miedo a la represión; aquellos/as que no han tenido acceso ya que la Resistencia Popular ha logrado esta hazaña sin recursos económicos, ¿qué tal si los tuviera? Entonces fácilmente podríamos estar hablando de más de tres millones afines o simpatizantes del Frente Nacional de Resistencia Popular.
Pero para que este ángel caído del cielo no esté tan preocupado por mi talento, le cuento que va una novela en camino. Y le recuerdo que grandes escritores: Gabriel García Márquez, Elena Poniatowska, Carlos Fuentes, Mario Benedetti, Rosa Montero, en fin, se han dado a la tarea de escribir artículos y ensayos en defensa de sus convicciones, y eso no afecta en nada su trabajo literario, por el contrario, lo alimenta.
¡Ah!, por cierto, hablando de este tema, el gran novelista peruano, quien, por cierto es un articulista y ensayista, Mario Vargas Llosa, recientemente renunció a la presidencia del Museo de la Memoria, de Perú.
“…en carta dirigida desde París al presidente Alan García en protesta por un decreto que el escritor califica de ‘amnistía disfrazada’ a favor de militares acusados de violar derechos humanos.
‘La razón de mi renuncia es el reciente Decreto Legislativo 1097 que, a todas luces, constituye una amnistía apenas disfrazada para beneficiar a buen número de personas vinculadas a la dictadura y condenadas o procesadas por crímenes contra los derechos humanos’, dice la carta de Vargas Llosa”.
Aunque parezca increíble pero lo hizo el escritor Mario Vargas Llosa, el mismo que en referencia al golpe de Estado en Honduras, escribió: “Un golpe militar de una gran torpeza”.
Nueva York NY 01/20/2010
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