TEGUCIGALPA (AFP) - Honduras cumplió este lunes el primer aniversario del golpe de Estado contra Manuel Zelaya que interrumpió un proceso democrático de 28 años, el más largo desde la fundación de la República en el siglo XVIII, sin que el nuevo gobierno de Porfirio Lobo haya logrado superar la crisis.
Zelaya culpa del golpe "al Departamento de Estado" de Estados Unidos, según él motivado por su proyecto de convertir en aeropuerto civil la base militar estadounidense de Palmerola, 70 km al norte de la capital, y por su acercamiento al presidente de Venezuela, Hugo Chávez."Se cumple un año de aquella fatídica madrugada en que i casa, donde habitaba con mi familia, siendo presidente de la República, fue rodeada por las fuerzas especiales de los militares" y "asaltada a bayoneta calada con ráfagas de metralla", tras lo cual "fui secuestrado y desterrado a Costa Rica", recordó este lunes Zelaya desde su exilio en República Dominicana.
El entonces presidente fue derrocado por los militares en alianza con los otros poderes del Estado, Legislativo y Judicial, la fiscalía, empresarios, iglesias y todos los sectores derechistas el mismo día que pretendía realizar una consulta popular cuyo fin último era reformar la Constitución y permitir la reelección presidencial.
Dicha consulta había sido declarada ilegal por la Justicia y el Congreso hondureños, pese a lo cual Zelaya había decidido realizarla de todos modos.
Según los golpistas, Zelaya pretendía perpetuarse en el poder para impulsar el 'Socialismo del Siglo XXI' que promueve Chávez.
Luego del derrocamiento, asumió la presidencia el líder del Congreso, Roberto Micheletti, bajo cuyo mandato se realizaron las elecciones previstas para el 29 de noviembre en las que venció el conservador Porfirio Lobo.
Lobo asumió el 27 de enero con la dura tarea de reconciliar una sociedad dividida y encauzar el proceso democrático bajo la mirada escrutadora de una buena parte de la comunidad internacional, que ha impedido hasta ahora que Honduras vuelva a incorporarse a instituciones como la Organización de Estados Americanos (OEA) o el Sistema de Integración Centroamericana (SICA), de las que fue apartada a raíz del golpe.
Un año después del golpe subsiste una profunda división entre los partidarios de Zelaya y los que apoyaron su derrocamiento.
Miles de zelayistas agrupados en el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) volvieron a las calles estos dos últimos días para recordar el golpe.
Cientos de vehículos salieron el domingo a las calles y bulevares de la capital, y en la noche centenares de personas participaron de una caminata iluminada por antorchas y celebraron una vigilia con velas sobre cruces blancas de papel con el nombre de 71 personas que murieron, según ellos, por las fuerzas del régimen de facto de Micheletti y del gobierno de Lobo, al que tampoco reconocen.
Este lunes, las calles de las principales ciudades se llenaron de partidarios de Zelaya, que pedían su regreso y la convocatoria de una Asamblea Constituyente. Algunos incluso cortaron carreteras en la norteña San Pedro Sula y en La Esperanza, departamento de Intibucá, 200 km al noroeste de la capital.
Miembros de la agrupación "Liberales en Resistencia", que integra el FNRP, proclamaron este lunes la disposición de empeñar esfuerzos para desmontar la "estructura" del golpe.
Esto implica "destituir a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, al fiscal general del Estado y al comisionado nacional de los Derechos Humanos" y el retorno de Zelaya al país.
Para sanar las heridas, Lobo "lo primero que tendría que hacer es sentarse a dialogar con todos los sectores", sugirió este lunes Micheletti en un foro televisivo.
Pero Micheletti se manifestó en contra de una nueva Carta Magna. "Nos hemos regido hace 30 años bajo ese concepto y nunca había existido una Constitución por tan largo tiempo" desde la independencia centroamericana de España en 1821, explicó
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