TEGUCIGALPA (AP) - El derrocado presidente Manuel Zelaya afirmó que el golpe en su contra del 28 de junio de 2009 fue planificado por Estados Unidos y ejecutado por hondureños al servicio del capital local y transnacional.
"El pueblo hondureño es testigo fiel del papel que juegan los intereses económicos de Estados Unidos en ese trágico evento... lo que sospechamos en un principio, ahora se ha confirmado: Estados Unidos estuvo atrás del golpe", subrayó."El tiempo y el apoyo público que Estados Unidos terminó dando al golpe y a quienes lo ejecutaron, confirman su participación", añadió en una carta entregada a la AP por su asesor legal, Rasel Tomé.
Para el ex mandatario (2006-2009), los autores intelectuales del golpe "obedecen a una asociación ilícita de los viejos halcones de Washington con hondureños, propietarios de capitales y socios de subsidiarias norteamericanas y agencias financieras".
Zelaya envió su mensaje desde la República Dominicana, donde se refugió con un salvoconducto otorgado cuando el presidente Porfirio Lobo asumió el poder en enero.
"Esta es mi lucha, nunca me rindo, y la única salida para Honduras es una nueva concertación para el diálogo político para que el pueblo convoque a la Constituyente".
Los planes de convocar a una Constituyente fue el argumento de los golpistas para expulsarlo del país tras el derrocamiento.
Miles de seguidores del gobernante derrocado marcharon el lunes por 10 ciudades para exigir el regreso de su líder e instalaron una Comisión de la Verdad diferente a la creada por el gobierno para investigar lo ocurrido antes y después del golpe, con representantes de Guatemala, Argentina y Costa Rica.
Juan Barahona, el líder del Frente Nacional de Resistencia Popular creado tras el golpe de Estado, dijo a la AP que "este ha sido un año de lucha, de protestas y de rechazo al golpe. Un año de sufrimiento y, a la vez, significa el surgimiento de la unidad popular".
En la misiva Zelaya atribuyó su caída a las medidas que adoptó su gobierno, entre ellas un plan para recuperar la base militar estadounidense de Palmerola, a unos 45 kilómetros al norte de Tegucigalpa, a fin de convertirla en aeropuerto civil, y suscribir tratados de asociación con Venezuela y la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba).
Señaló que esas medidas permitieron a Honduras mantener las reservas monetarias internacionales y un adecuado nivel de crecimiento de os programas sociales en momentos de crisis mundial.
Según el ex gobernante, en su contra también pesó que su gobierno eliminó las políticas monetarias cambiaras y salariales, con subsidios al transporte y mejoras a los obreros, "contradiciendo las políticas de recesión del Fondo Monetario Internacional".
Agregó que todas las disposiciones fueron revertidas por el régimen de facto presidido por Roberto Micheletti, proceso que está siendo profundizado por Lobo.
El mandatario derrocado afirmó que la nueva política exterior de Honduras "de retirarse de la Alba sigue copia fiel al mandato de Washington que me prohibía las relaciones con (el presidente venezolano Hugo) Chávez... y paraliza el proyecto de recuperar a Palmerola".
Desde su salida el ex gobernante exige retornar al país sin condiciones y que el gobierno suspenda los delitos que pesan en su contra: atentar contra el sistema democrático de gobierno, traición a la patria, abuso de autoridad y corrupción.
Desde Caracas, el bloque regional del Alba denunció el lunes, a través de un comunicado, la existencia de "masivas violaciones de los derechos humanos", y exigieron el cese de "la represión y los asesinatos políticos" en Honduras.
Asimismo, el grupo del Alba, que integran Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, San Vicente y Las Granadinas, Dominica, Antigua y Barbuda, solicitaron que se garantice a Zelaya sus "plenos derechos políticos para regresar a su patria".
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