Esta semana se cumple el aniversario del golpe de Estado en Honduras. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos constató que continúan las violaciones a los derechos humanos en el contexto del golpe de Estado, entre ellas el asesinato de varios periodistas y defensores y defensoras de derechos humanos.
Después de un año, comprobamos con estupor cómo la posición inicial de firmeza de la Unión Europea y de sus Estados miembros frente al golpe de Estado se van peligrosamente deslizando hacia una más que probable aceptación del actual Gobierno de Honduras.
A muchos ciudadanos nos preocupa comprobar que la UE utiliza herramientas como los acuerdos comerciales y la cooperación internacional para legitimar el actual Gobierno de Honduras, eso sí, sin hacer ruido. En cuanto a lo primero, ya lo han hecho: en el pasado mayo, la UE se reunió con Porfirio Lobo (presidente de Honduras) en Madrid para anunciar la culminación de las negociaciones del Acuerdo de Asociación entre la UE y América Central.
En cuanto a la cooperación internacional, es imprescindible asegurar ya no solo que sea coherente con las políticas de la UE y sus principios, sino que sobre todo no sirva de vehículo para lo contrario. Por ello es necesario que cuanto antes las autoridades europeas nos respondan a la siguiente pregunta.
¿Cómo piensa la UE aplicar la cláusula democrática prevista en el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación del 15 de diciembre de 2003 y en el Acuerdo de Asociación entre la UE y Centroamérica del pasado mes de mayo, frente el hecho de que las principales instituciones hondureñas sigan siendo controladas por personas que han promovido el golpe de Estado?
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