Señor Presidente de la República de Honduras
Porfirio Lobo Sosa
Señor:
Con honda indignación hemos recibido la información del asesinato en plena calle de Oscar Molina, cuñado de Porfirio Ponce, vicepresidente del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Bebida y Similares (STIBYS), afiliado a la UITA.
En la tarde del pasado jueves 10 de junio, cuando el vehículo que conducía Oscar Molina y en el que también viajaban su esposa, Griselda Ponce, y su suegro, Porfirio Ponce (padre), se detuvo ante un semáforo y a plena luz del día en un cruce colmado de público, dos hombres bajaron de un automóvil y dispararon 42 balazos contra estas víctimas indefensas. Oscar Molina murió en el lugar, mientras que Griselda y Porfirio resultaron heridos y actualmente están recibiendo tratamiento médico.
Según el Comité de Familiares de Detenidos y Desaparecidos de Honduras (COFADEH) más de 700 violaciones a los derechos humanos -incluyendo doce asesinatos- es el resultado del monitoreo realizado entre el 30 de enero al 28 de mayo de 2010. Y más de 9 mil son las violaciones registradas desde el golpe de Estado y 544 los “incidentes” contra defensores de derechos humanos.
Este trágico y lamentable recuento se ha incrementado desde la fecha de su cierre hace 15 días. Tal es la intensidad con la que usted, su gobierno y la elite económica que representan y defienden, reprimen a un pueblo que se resiste heroicamente a ser nuevamente arrojado a los albañales de la historia.
Recientemente también hemos denunciado las amenazas de muerte de las que viene siendo objeto el presidente del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Bebida y Similares (STIBYS) y miembro del Comité Ejecutivo Mundial de la UITA, compañero Carlos H. Reyes, también dirigente del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP).
Este terrorismo de Estado es ejecutado por grupos armados vinculados al aparato estatal y sujetos a su mando personal, que gozan de una total y absoluta impunidad por parte de la Policía y la justicia hondureñas, sometidas desde hace décadas al puñado de poderosos que mantienen a todo el país bajo su tiranía.
Una vez más, e incansablemente, nos dirigimos a usted para advertirle que lo hacemos directa y personalmente responsable por cuanto ocurra a los integrantes de nuestras organizaciones afiliadas y sus familiares, así como a todas aquellas personas que luchan para que en Honduras prevalezcan la libertad, la justicia y el respeto a los derechos humanos.
Sepa usted y quienes le secundan, que más temprano que tarde la justicia, la verdadera, la que es igual para todos, llegará a tocar a sus puertas para juzgarlos por el derramamiento de la sangre de un pueblo que simplemente exige libertad.
La UITA, junto a sus 375 organizaciones en 122 países, le exigimos cese esta masacre cotidiana, y le anunciamos que expondremos estos argumentos en todos los foros y ámbitos internacionales en los cuales Honduras tenga presencia diplomática, económica, política o cultural.
La sangre y el sufrimiento del pueblo hondureño no quedarán impunes ni serán olvidadas.
Gerardo Iglesias
Secretario regional UITA
C/C:
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