Washington, 5 jun (EFE).- La OEA celebrará a partir de mañana su primera Asamblea General sin Honduras y aunque su reincorporación al organismo sigue pendiente y no figura en la agenda de la reunión, será tratada por los cancilleres en privado.
En sus sesiones plenarias, los cancilleres debatirán sobre la paz, la seguridad, la cooperación, el tema principal de la Asamblea, cuyo eje central es una declaración encaminada a limitar el armamentismo en las Américas.
Y es que los cancilleres de los 33 países miembros activos del máximo organismo interamericano no quieren mantener un debate público sobre el futuro de Honduras en la Organización de Estados Americanos (OEA) para evitar exhibir su división a los ojos del mundo.
"Como hay una clarísima división, nadie quiere hablar (en la reunión y en público) de algo que no tiene perspectivas de ser resuelto en la Asamblea", señalaron a Efe fuentes diplomáticas.
Sin embargo, los cancilleres no pueden ni deben eludir el debate sobre Honduras en Lima -por las críticas que les pueda acarrear- por eso lo tratarán de forma privada el lunes después de la segunda sesión plenaria, explicaron otras fuentes.
De esta opinión participa el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, según dijo en una entrevista previa con Efe.
Es decir, los cancilleres pasarán casi de puntillas y a puerta cerrada por este debate.
"No hay ningún ánimo de provocar una división en la región por este problema, por ninguna de las dos partes", dijo Insulza en referencia a aquellos países que abogan por la reincorporación inmediata de Honduras y los que ponen condiciones previas.
La mayoría de los Estados miembros se opone y exige que antes cumpla su trabajo la Comisión de la Verdad, vuelva al país el ex presidente hondureño Manuel Zelaya -con todos sus derechos civiles y políticos- y normalicen su relación con Honduras los países centroamericanos del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), incluido Nicaragua.
"No creo que en este momento exista consenso para que Honduras retorne a la OEA. Por tanto tampoco creo que sea muy provechoso discutirlo largamente hasta que no ocurran las cosas" que tienen que pasar para facilitar el regreso de Honduras, dijo Insulza.
El titular de la OEA quería celebrar la XL Asamblea General con la silla de Honduras ocupada, pero se equivocó al predecir que eso ocurriría y ya no se atreve a augurar una fecha.
"La OEA no está hecha para suspender indefinidamente a sus miembros, pero son los países quienes tienen el derecho a decidir cuándo, después de una ruptura de la democracia como la que hubo, se puede producir un retorno" de Tegucigalpa al organismo, recalcó.
La reunión tiene lugar un año después de que el propio Manuel Zelaya inaugurara junto con Insulza y otros presidentes de la región, la XXXIX Asamblea General en San Pedro Sula, histórica porque en esa ocasión se levantó la suspensión que la OEA había impuesto a Cuba en 1962.
Ese mismo mes, el 28 de junio, Zelaya fue derrocado en un golpe de Estado condenado internacionalmente y que abrió viejas heridas en la región, y el 4 de julio Honduras fue suspendida de la OEA por la ruptura del orden constitucional por el golpe de Estado.
La OEA fracasó en su intento de restaurar el orden democrático en ese país a pesar de sus misiones negociadoras. Las elecciones del 29 de noviembre, en las que ganó Porfirio Lobo, no convencieron a todos, pues algunos países creen que no fueron legítimas ya que se celebraron en un marco de ruptura constitucional.
Los países centroamericanos, por lo que les toca, son los que más presionan para reincorporar a Honduras en la OEA y son, según las fuentes consultadas, "los que más interés tienen en que se converse" en la Asamblea General.
Lo que salga de ese debate privado, en el que los cancilleres probablemente analizarán los próximos pasos a dar y analizarán las medidas que ha tomado Lobo para satisfacer sus demandas, es una incógnita.
Pero los ministros están interesados en que trascienda que, al menos, han tratado el futuro de Honduras, aunque seguramente sin poder alardear de avances tangibles.
© EFE 2010
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