sábado, 24 de julio de 2010

El aumento de los militares estadunidenses en Costa Rica podría fomentar tensiones regionales

Con la “Guerra contra las drogas” como pretexto, se reporta que 46 naves de guerra y 7,000 tropas se dirigen a la costa del país centroamericano



Por Jamie WayEspecial para The Narco News Bulletin



En una controversial decisión que probablemente avivará las tensiones regionales en América Latina, Costa Rica recientemente le permitió a los Estados Unidos mover 7,000 tropas y 46 naves de guerra (junto con los respectivos aviones y helicópteros que los acompañan) dentro de las aguas costarricenses. Oficialmente, se considera que la acción es parte de la “Guerra contra las drogas”, que parece tener una creciente naturaleza de guerra debido a las acciones y violencia en México y Colombia. Sin embargo, los vecinos de Costa Rica ven la masiva presencia militar como una potencial base para golpes regionales.
Debido a la larga historia estadunidense de intervenciones en América Latina (quizás más notable en la vecina Nicaragua), la región justifica claramente su preocupación sobre la desproporcionada y virtual invasión de tropas a un área que potencialmente podría proporcionar un punto tan estratégico y logístico para golpear. Internamente, muchos costarricenses cuestionana la presencia militar y su impacto en la soberanía nacional. Un partido, el Partido de la Unidad Social Cristiana (PUSC), ha traído el cuestionamiento a la constitucionalidad de tal acción. El Partido de Acción Ciudadana, el PUSC y su ex candidato presidencial, Luis Fishman, han estado entre los opositores que más se han hecho oír por la presencia militar estadunidense. Fishman ha comparado el permiso otorgado con entregar un cheque en blanco a los EEUU, y ha denunciado la acción por tener repercusiones negativas para la soberanía de la nación.
Los EEUU han respondido ignorando la oposición. De acuerdo con un artículo del Tico Times, la Embajadora de los EEUU, Anne Andrew, respondió diciendo, “No estamos seguros porque hay tanto alboroto,” y además declaró que la petición fue la misma que se ha presentado cada año en la última década bajo un acuerdo bilateral. Sin embargo, la oposición argumenta que los acuerdos pasados solamente le permitían a los buques de losEEUU entrar al área para perseguir sospechosos y no parecen mencionar la presencia de tropas o de naves de guerra. Más aún, la oposición argumenta que la masiva presencia militar de 7,000 tropas y 46 naves de guerra es una medida desproporcionada e inapropiada para luchar contra el tráfico de drogas y el lavado de dinero.
Independientemente de cómo esta acción varía de acciones estadunidenses pasadas, está claro que dentro del presente contexto, el aumento de los militares es desconcertante. Esta acción llega en medio de la desilusión hacia el gobierno de Obama y en su fracaso a crear respeto mutuo entre los EEUU y América Latina que muchos habían esperado. De hecho, por el contrario, a través del incremento en la presencia militar de la región, no solo la relación con los EEUU ha permanecido tensa, sino que además, las relaciones regionales se han encendido. Debido al recién conquistado acceso a siete bases militares en Colombia (que se dice remplazan la pérdida de la base en Ecuador), las relaciones regionales han sido sometidas a nuevas tensiones. Las tensiones continúan siendo altas entre Colombia y muchos de los países de la región con tendencias hacia la izquierda, que ven la presencia en la región de los militares estadunidenses como una amenaza directa a su gobierno democrático. De hecho, el acuerdo entre Colombia y EEUU le ha traído una dura crítica al Presidente Lula de Brasil, que es ampliamente conocido por ser uno de los actores de la región más razonables.
Desde su frontera sur a Sudamérica, los EEUU han incrementado su presencia militar. Recientemente el gobierno de Obama envió 1,200 tropas a la frontera con México, militarizando aún más una violenta zona. Este aumento regional en la presencia militar está también acompañado por un aumento en la ayuda militar y policial. De acuerdo con un reporte del Centro para la Política Internacional, el Fondo del Grupo de Trabajo en Educación de América Latina, y la Oficina de Washington en América Latina, durante la mayor parte de los años 2000, la ayuda militar y policial significó el 40 por ciento de toda la ayuda enviada de los EEUU a América Latina. Sin embargo, este año antes de que la ayuda a Haití se agregue a la ecuación, la ayuda militar y policial totalizará aproximadamente el 47 por ciento de toda la ayuda estadunidense a la región. Quizás más revelador sea que de después de 58 años de inactividad, en 2008 el gobierno de los EEUU reactivó la IV Flota, flota de la marina a cargo de las aguas del Comando Sur.
En medio de un clima de creciente militarismo de los EEUU y de militarización en las relaciones con América Latina, la región se justifica en su aprehensión a las inminentes amenazas a su soberanía. Mientras los medios especulan sobre la guerra contra Irán, los activistas solidarios de los EEUU están preocupados por el casi apagón total de noticias sobre la escalada militar estadunidense en nuestro propio hemisferio. Ya sea que todo esto sea solo un movimiento de los peones o un aumento de los mismos, esta masiva presencia militar en la región (sinconizado con los antecedentes regionales de los EEUU) necesita una vigilancia cuidadosa si se está llevando a cabo un expansionsimo militar estadunidense.
Traducción del inglés por Fernando León

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